Si estás considerando cambiar tu cocina de vitrocerámica a gas natural, hay algunos aspectos importantes que debes tener en cuenta. ¡Te lo contamos en Nedgia!
Si estás pensando en cambiar cocina de vitrocerámica a una de gas natural te recomendamos que valores pormenorizadamente las ventajas y desventajas que puede suponer el cambio.
La cocina de gas natural está llena de ventajas asociadas con el rendimiento y la cocción. Si a ello sumamos las grandes fluctuaciones en el precio de la luz, hacen que el ahorro económico de una cocina de gas natural frente a la vitrocerámica sea notable.
Diferencias entre una cocina de gas natural y una vitrocerámica ¿Se nota?
Las diferencias entre la cocina de gas natural y la vitrocerámica son grandes. Los grandes aficionados a la cocina y los chefs sostienen que cocinar con fuego no tiene rival, pero, si lo que queremos es saber si se nota la diferencia, lo podemos afirmar rotundamente y siempre irá a favor del gas natural.
La cocina de gas natural es muchísimo más barata en términos de coste que la cocina vitrocerámica, de hecho, si volvemos a pensar en grandes usuarios de la cocina de gas natural, siempre vamos a encontrar al sector de la hostelería: los grandes restaurantes y hoteles prefieren el gas natural por sus menores costes.
Ecodes, una ONG que trabaja por el desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente, lo explica de la siguiente manera: «Mientras que para calentar un litro de agua de 15 ºC a 90 ºC con una encimera eléctrica son necesarios 0,20 kWh con una de gas gastaremos solo 0,13 kWh».
A los elevados costes de la vitrocerámica se le suma que tarda mucho más en calentarse. Es de sobra conocido que la cocina de gas natural se enciende de inmediato, en cuanto la encendemos y le aplicamos una chispa estamos en disposición de ponernos a cocinar. Además, a largo plazo, el desgaste de la vitrocerámica, al tratarse de una resistencia eléctrica, será mucho mayor, especialmente en usuarios intensivos.
Si tuviéramos que encontrar la razón por la que se popularizó la vitrocerámica es porque se trataba de una alternativa sencilla, sin más explicaciones, en las casas de obra nueva se solía instalar antes la electricidad que la canalización de gas natural y es por ello por lo que se tomaba esta opción. Con el paso de los años todos los usuarios de electricidad y placa vitrocerámica aprovechan la oportunidad de contar con gas natural para instalar una cocina de gas natural, además de realizar otro tipo de instalaciones como el agua caliente sanitaria o calefacción, precisamente por el coste y la mala experiencia obtenida al quedarse sin luz y tener que interrumpir las labores cotidianas como la cocción o la ducha.
Otro de los puntos que notaremos es el de la durabilidad: la vitrocerámica se estropea mucho. Hay que estar permanentemente atento a rayaduras, rajas e incluso a posibles impactos indeseados en el caso de cocinas que apilen enseres encima de la vitrocerámica.
En las cocinas clásicas de gas butano siempre existía la preocupación de si podían fallar, si podían existir fugas… pero en el caso de las cocinas de gas natural este problema desaparece al tratarse de una instalación asegurada de extremo a extremo y contar con revisiones periódicas.
Y ahora vamos con la gran diferencia: la ecología. La cocina de gas natural emite muchísimo menos CO2 a la atmósfera que sus rivales, incluyendo en esta comparación a las cocinas de inducción, mucho más modernas que las vitrocerámicas eléctricas. No sólo eso, la instalación de gas natural funciona perfectamente con gas renovable, que ya circula por la red gasista actual. El biometano destaca como tecnología más desarrollada a corto plazo pero, también debe tenerse en cuenta el desarrollo tecnológico del hidrógeno verde.
Los gases renovables son objeto de desarrollo ya que suponen un impacto positivo en la sociedad y en la mejora del medio ambiente. El biometano se obtiene mediante el proceso de digestión anaerobia de materiales orgánicos biodegradables, principalmente residuos orgánicos domésticos, industriales, agrícolas,… y es totalmente intercambiable por el gas natural, lo que supone una reducción sustancial de emisiones de gases de efecto invernadero contribuyendo a cumplir los objetivos ambientales.
La vitrocerámica de gas natural, una opción intermedia
Esta es la gran novedad a la hora de cocinar con gas natural. También se las conoce como “vitrogas”. Aunque los primeros modelos aparecieron en torno al año 2000, en los últimos años los grandes fabricantes de cocinas de alto rendimiento como Electrolux, Vitrokitchen o Meireles han hecho de sus cocinas tendencia a nivel mundial por su diseño y rendimiento.
El funcionamiento es sencillo y muy similar al de las cocinas de gas natural comunes. Lo único que les diferencia es un cristal que se interpone entre los quemadores y la superficie. El diseño que aplican hace que a simple vista parezca una vitrocerámica, pero dentro de ellas albergan todas las ventajas que comentaremos en el siguiente apartado de nuestro post y que son comunes a las de gas natural tradicionales.
Frente a los modelos tradicionales y a la vitrocerámica aportan las siguientes características, novedades que las marcas van incorporando para mejorar el rendimiento:
- Incorporan el concepto de “calor residual” de las vitrocerámicas eléctricas. Así aprovechamos el encendido inmediato y la posibilidad de dejar la comida caliente en caso de que no vayamos a comer inmediatamente.
- Autonomía: para apoyar el encendido cuentan con batería en caso de que se vaya la luz (responsable de generar la llama en su interior en contacto con el gas natural).
- La limpieza se simplifica, sólo tendremos que limpiar el cristal.
- Encendido electrónico: te olvidarás de los mecheros, cerillas o mecheros con chispa.
- Programación del apagado de los fuegos. Como sucede con el horno, podrás usar un temporizador para programar el apagado.
A las cocinas de vitrocerámica de gas natural se suman los modelos denominados como mixtos, que disponen de una superficie de cristal con un par de fogones tradicionales.
Ventajas de la vitrocerámica de gas natural
La cocción con gas natural es la preferida entre los grandes chefs, por rendimiento y capacidades de uso no tiene rival y a ello se le suman todas estas ventajas frente a la cocina vitrocerámica:
- Podrás usar cualquier tipo de recipiente para cocinar: desde una cazuela de barro a una olla a presión, la cocina de gas admite todo tipo de utensilios, mientras que la vitrocerámica necesita de herramientas específicas que aumentarán la inversión inicial destinada a la compra de la placa vitrocerámica o la cocina a gas.
- La cocina de gas natural se enciende de forma instantánea, proporcionando calor desde el primer segundo ahorrando a aquellas personas con escasez de tiempo las esperas innecesarias del calentamiento de la vitrocerámica eléctrica.
- Cuando acabes de cocinar podrás apagar la cocina de gas natural inmediatamente, sin que siga aplicando calor sobre la superficie. En el caso de la placa vitrocerámica eléctrica una de las ventajas, comentada durante años, es el concepto de “calor residual” que desde nuestro punto de vista es un concepto obsoleto que aporta muy poco a la hora de cocinar y no supone un gran ahorro al cortar de golpe la cocción de los alimentos. Aun así, como comentaremos posteriormente las cocinas de gas natural más modernas ya cuentan también con la posibilidad de aprovechar el calor residual.
- El ahorro energético está cifrado en un 60%, el gas natural se aplica de forma inmediata y directa, la placa vitrocerámica no deja de ser una resistencia eléctrica que tarda tiempo en calentarse y que implica tener una mayor potencia de luz contratada en el hogar que acabará lastrando la factura final de la luz a final de mes.
- Si se va la luz siempre podrás seguir cocinando gracias al gas natural. Esta ventaja es tan evidente que no la solemos tener en cuenta, pero en el panorama actual de cambio climático los apagones eléctricos serán cada vez más frecuentes.
- Si optas por una cocina de gas natural, una vez instalada en casa, lo único que tendrás que hacer es abrir la llave del gas y estará funcionando.
¿Qué debo tener en cuenta a la hora de comprarla?
A la hora de comprar una cocina de gas natural lo primero que tendremos que hacer es determinar si lo que queremos es una cocina tradicional de gas natural o bien una cocina vitrocerámica de gas natural o “vitrogas”. Tomada esa decisión valoraremos los siguientes puntos:
- Horno incorporado: Las cocinas más tradicionales suelen combinarlo para que podamos cocinar y hornear. Si lo que quieres es la placa para la encimera, los modelos que tenemos en el mercado son de diferentes tamaños y con más o menos fogones.
- Quemadores: El número de quemadores vendrá determinado por el número de personas que compongan la familia, siempre es más cómodo disponer de varios fogones para preparar comidas distintas. Si tu caso es el de un restaurante entonces requerirá de una búsqueda a medida por parte de alguien especializado que lo acomode a las dimensiones de tu cocina. El tamaño varía cuantos más fogones tenga.
- Materiales: El acero inoxidable es el preferido por los fabricantes de cocinas de gas natural por su gran capacidad de adaptación a altas temperaturas y a la corrosión. Resisten muy bien los arañazos y las altas temperaturas.
- Encendido: En caso de que éste sea manual deberemos tener a mano siempre cerillas o un encendedor. Si optamos por el encendido electrónico con un chispazo electrónico encenderemos el fuego, resultando más sencillo y seguro.
- Sistema de seguridad: Todas las cocinas de gas natural tienen una válvula que obtura el gas cuando se apaga una llama.
Si quieres conocer más detalles acerca de la cocina con gas natural te invitamos a que visites el resto de los contenidos de nuestro blog.