Una fuente de energía es cualquier recurso natural o generado a partir de otros recursos que puede ser utilizado para generar energía.
¿Qué son las fuentes de energía?
Las fuentes de energía son todos aquellos recursos o fenómenos naturales que están a nuestra disposición para ser transformados en energía. En el caso de los recursos naturales encontramos, por ejemplo, el petróleo, el carbón, el gas natural, la madera y en otros casos procedentes de fenómenos naturales como el Sol o el viento.
¿Qué tipos de fuentes de energía hay?
Las fuentes de energía, como decíamos, varían en función de la forma en la que son obtenidas. Entre las más conocidas encontramos las siguientes:
Energías “renovables”
La denominación “energías renovables” se otorga a las fuentes de energía que se caracterizan por no usar combustibles tradicionales, son ilimitadas y de origen natural. Hay múltiples tipos de energías renovables, ya que tendemos a pensar únicamente en las que proceden del Sol o el viento, pero, por ejemplo, el agua o la madera han sido históricamente grandes proveedoras de energía renovable y recientemente se han incorporado otras como la biomasa o la geotermia. La biomasa se puede considerar una fuente renovable pero debido al uso masivo de los pellets en la actualidad, lo que se está consiguiendo es el efecto contrario, que es aumentar el efecto invernadero, con lo que teniendo en cuenta que los pellets están elaborados con madera podríamos afirmar que la madera no debería aceptarse como un recurso renovable.
Podemos afirmar que una energía es “renovable” cuando es ilimitada y de origen natural o atmosférica. Además, se afirma que es “renovable” cuando el uso de estas energías permite la reducción de los gases de efecto invernadero que se emiten y permiten reducir la dependencia de productos petrolíferos o carbón.
El aprovechamiento de unas u otras energías viene determinado por los recursos de cada país, aunque dependiendo de la disponibilidad y la ubicación de esos recursos se les darán usos concretos en la forma en la que se distribuyan esas energías, bien a través de la electricidad, de combustibles renovables o aprovechando las características de la zona como es el caso de la geotermia. En estos casos, incluso, se pueden desarrollar proyectos edificables como las denominadas “Passive houses”, que aprovechan todos los recursos a su alrededor para conseguir generar energía. Un país con Sol tenderá a producir energía solar, mientras que un país con viento tenderá a producir energía eólica, pero, en grandes países puede darse una mezcla o combinación de varias energías “renovables”, como es el caso de España que cuenta con todo tipo de recursos “renovables” y tiende a usar todos ellos para reducir su dependencia de los combustibles tradicionales.
La clasificación más generalizada que se suele dar es la distinción entre generación eléctrica y aprovechamiento térmico.
Las de generación eléctrica engloban las siguientes:
- Eólica o mini- eólica.
- Hidroeléctrica (centrales minihidráulicas con menos de 10 MW de potencia nominal).
- Solar fotovoltaica, que a su vez se subdivide en solar fotovoltaica, procedente de la electricidad generada por las instalaciones solares fotovoltaicas y la energía solar térmica, que procede del calor generado por los colectores solares.
Y entre las de aprovechamiento térmico incluiríamos:
- La energía solar térmica de baja temperatura.
- La energía procedente de la biomasa.
- El biogás en todas sus variantes.
- La valorización energética de residuos sólidos urbanos.
Energías no renovables
Las energías no renovables engloban todas aquellas energías que se agotan con el tiempo.
La clasificación fundamental se estructura en dos clases fundamentalmente:
- Los combustibles tradicionales, que provienen de la materia orgánica creada hace millones de años, que acostumbra a depositarse en sedimentos y que con las condiciones de temperatura y presión adecuadas se convierten en materia energética. Entre las más conocidas encontraríamos el petróleo, el gas natural y el carbón.
- Los combustibles nucleares, que abarcarían los elementos químicos para poder alimentar y operar los reactores nucleares, mediante la conocida como fisión nuclear. Entre los combustibles nucleares más conocidos podemos encontrar el plutonio y el uranio.
Energías en transición
España se sitúa en el octavo puesto a nivel mundial con mayor capacidad renovable. Como confirman las cifras del anuario estadístico de la capacidad renovable que realiza la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), España posee 59.108 MW de potencia instalada renovable.
Las energías en transición engloban fundamentalmente a todas aquellas que son renovables, aunque el gas natural, siendo una energía no renovable, tal y como se la categoriza en la actualidad, se ha convertido en la energía de transición más relevante, como ya comentamos en nuestro último post sobre la descarbonización.
Las energías de transición son aquellas que están dando paso a las energías renovables, en nuestro caso desde el gas natural al biometano, que, además, puede ser utilizado en la infraestructura existente, utilizando la red gasística actual que ya llega hasta nuestros hogares y empresas. Como prueba de este avance podemos comentar que en 2024 ya tenemos en funcionamiento 8 plantas de biometano inyectando en redes de Nedgia en todo el territorio nacional, con una capacidad de inyección de 226 GWh/año, equivalente al consumo de 45.000 viviendas.
Hoy en día, tenemos 44 proyectos adicionales con contratos firmados en diferentes fases de ejecución para construir las infraestructuras necesarias para inyectar más biometano, con los que alcanzaremos una capacidad de inyección total de 2.830 GWh/año, equivalente al consumo de 560.000 viviendas.
Las posibilidades de explotación del biometano son ilimitadas, contando con todo tipo de instalaciones y tecnologías para conseguirlo generarlo.
Las energías renovables generan el 40% de la electricidad disponible actualmente y para el año 2050 superarán a los combustibles tradicionales.
En Nedgia estamos contribuyendo de forma decidida a este cambio y estamos dando un giro total a la forma en la que operamos y nos relacionamos con nuestro entorno. Como comentábamos estamos incorporando nuevos biocombustibles como el biometano, procedente de diferentes tipos de residuos, para inyectar en la red gasística española un gas más sostenible, respetuoso con el medio ambiente y que se produce de manera local.
De hecho, España tiene el tercer mayor potencial de producción de biometano en Europa, lo que posibilita la generación de una enorme riqueza para el conjunto del país y para aquellos territorios que concentran un mayor volumen de residuos como el estiércol, las aguas residuales o los residuos municipales. Y este es sólo el primer paso, el hidrógeno, por el que estamos apostando de forma decidida a través de la iniciativa Ready4H2, nos permitirá marcar la hoja de ruta para este nuevo entorno en el que nuevas formas de energía transicionarán hacia otras más modernas.